¿Sabes qué es Doing to Done?
Podrías enterarte pronto, si quieres. Quizá ahí encuentres buenas ideas. O quizá no. Pero siempre merece la pena tener un ojo puesto sobre lo que hace una persona como Mike Williams.
¿Sabes qué es Doing to Done?
Podrías enterarte pronto, si quieres. Quizá ahí encuentres buenas ideas. O quizá no. Pero siempre merece la pena tener un ojo puesto sobre lo que hace una persona como Mike Williams.
18 de noviembre de 2021
Hace ya mucho tiempo que has descubierto que la línea que marca el límite puede moverse. Cualquier límite. El límite de lo admisible, el de tus fuerzas o el de tu motivación. Pero la gran flexibilidad que brinda poder mover esa línea, representa también un peligro inconmesurable. No te has parado a pensar que puedes rendir más sin recurrir de forma reiterada a desplazarla.
En una gráfica, el alto rendimiento se vería representado por una línea prácticamente uniforme. Y en esa misma gráfica, lo que haces ahora se vería representado por una línea en continuo in crescendo hasta que, en algún momento, cae en picada.
El balance final, hablando de resultados, favorece de lleno a la primera opción. Pero la diferencia fundamental y que más transciende no se centra en ese parámetro.
Tiene que ver con tu calidad de vida. Mientras que en el primer caso mantienes una constancia dentro de márgenes saludables y sostenibles en el tiempo, en el segundo vives en un estado de tensión constante. Primero acelerando al límite de tus fuerzas mientras la curva asciende, y después sumido en un estado de agotamiento y depresión profundos cuando cae. Y entonces entras en una fase de recuperación que termina llevándote a iniciar ascenso de nuevo, en un bucle infinito de subidas y bajadas.
Hay otros modos. Tu posición natural es el equilibrio. Desde el equilibrio piensas mejor, reaccionas mejor y vives mejor. Empujar las líneas constantemente requiere demasiado esfuerzo.
17 de noviembre de 2021
¿Quieres facilitar tu llegada a ese estado de flow en que las cosas realmente ocurren?
Hay muchas estrategias que podrían serte útiles. Incluso una radio podría ayudarte…
16 de noviembre de 2021
Has coincidido en el tiempo y espacio con personas que comparten contigo un camino. Das un paso al frente, tomas la decisión de remar activamente, colaborar a un avance colectivo que acerque al grupo a ese lugar al que presuntamente desea llegar. Liderar y brindar ayuda.
Pero en ocasiones, el tiempo pasa y las cosas no se hacen. O no se hacen como crees que deberían hacerse. No percibes avance.
Entonces, llega el momento en que tú y otras personas —que junto a ti dieron ese valiente paso— comenzáis a lamentaros y lanzar preguntas al aire: ¿Por qué no hay avance? ¿Qué está ocurriendo —por qué nada cambia—? ¿Por qué nadie nos ayuda? (¿Por qué no nos ayudáis?)
No hay respuesta. O tal vez sí. La misma pregunta es respuesta en sí misma: nadie ayuda porque no lideras el cambio.
Y esa respuesta no parece haberte hecho ver que haces las preguntas incorrectas. Se trata de preguntas cuya respuesta, en caso de existir, no resolverán nada. No son preguntas que faciliten el cambio.
En su lugar, hay preguntas mejores: ¿Alguien que sepa desarrollar una página web? ¿Alguien que sepa administrar nuestras redes sociales? ¿Alguien que sepa montar o administrar una comunidad en línea?
Preguntas mejores, y tal vez obtengas algunas respuestas. Pero siguen sin ser realmente buenas. Son respuestas a una hoja de ruta diseñada por no-se-sabe-quién (¿tal vez tú?) sin tener en cuenta pilares fundamentales.
La pregunta realmente buena es: ¿En qué destacas y de veras te gustaría hacer para contribuir?
Todo el mundo quiere hacer lo que le gusta, y en lo que es realmente bueno. Alguien que no sabía hacer nada útil, de pronto sabe hacer un café fantástico. Y quien diseña páginas web realmente buenas agradece un buen café. Le ayuda a recargar pilas. No hay labores irrelevantes, salvo las que nadie hace. Y no hay ayuda irrelevante, salvo la que nadie brinda.
Cuando los recursos no abundan, construye sobre ellos. Descúbrelos y facilita que sean ellos quienes tracen ruta, no al revés. Cambia el qué me gustaría hacer por el qué puedo hacer bien con lo que tengo. El resto llega.
15 de noviembre de 2021
Dado que, desde que publico a diario, el número de entradas en el blog está creciendo rápidamente, he hecho un pequeño cambio en la página de archivo para facilitar la navegación.
Desde hoy, en lugar de visualizar un listado completo de todas las publicaciones del blog, lo que verás en esa página será un índice anual.
Basta hacer clic (en versión escritorio) o tap (en versión móvil) en cada año para que todas sus entradas se desplieguen. Igualmente, al hacer clic o tap de nuevo en un año desplegado, volverá a plegarse.
Otro modo de navegar por el blog consiste en hacer uso del buscador en el menú y dejar que haga su trabajo, o simplemente acceder a una entrada haciendo clic en su título y hacer uso de los botones que he dispuesto para ti bajo ella (el botón RANDOM es mágico).
14 de noviembre de 2021
¿En cuántas ocasiones, a lo largo de las últimas semanas o meses, te ha replanteado el modo de mejorar algo?
Es así porque siempre ha sido así es la disculpa. Es lo que permite que siga siendo así, porque nadie se replantea el motivo de que así sea o así siga. Es el equivalente a no me importa. Al menos, no lo suficiente para abandonar mi zona de confort.
¿Realmente nada que te importe puede mejorarse? ¿O quizá es que la comodidad de tu silla es más segura y te atrapa?
Algo solamente es algo cuando no puede cambiarse. En el resto de casos, es lo que haces que sea. Y si no haces nada, eso obtienes. No es necesario que te disculpes, nada cambia. Es necesario que decidas y transformes. Muchas cosas que pueden ser otras están esperando que lo hagas.
14 de noviembre de 2021
Tienes el plan de emergencia por si falla el plan de seguridad del primer plan que has hecho. Te ha costado definir tantas variables, pero por fin puedes respirar con tranquilidad. Todo controlado.
Sin embargo, de repente ocurre algo. Apenas has iniciado camino y ocurre algo que no es un algo cualquiera. Es un algo que no contemplaste en tus planes. Tu primer plan está K.O., tu plan de seguridad también y de tu plan de emergencia, con suerte, quizá puedas aprovechar parte. Es necesario planificar de nuevo, no puedes andar por la vida a lo loco. Como mínimo, un par de opciones por si los imprevistos. Y el círculo arranca de nuevo.
¿Te resulta familiar?
No hay nada de malo en tener un plan. Planes que cumplen un cometido, que aportan un valor real más allá de su validez futura. Sin embargo, hay planes que puedes hacer —y probablemente haces— que no te benefician en absoluto. Y el punto en que se encuentra la línea que separa lo que te beneficia de lo que no, podría encontrase en cualquier lugar de un amplísimo mundo repleto de posibilidades.
En un entorno estable es relativamente sencillo planificar con sentido. En uno inestable, el beneficio que aporta planificar es otro muy diferente. Y luego está el factor temporalidad.
Tu yo de ayer es ignorante. De hecho, en ocasiones tu yo de hace dos horas también lo es. Acumula menos experiencia, dispone de menos información, hace conjeturas que treinta minutos después pueden haberse quedado obsoletas. No sabía que hace escasos cinco minutos ocurriría lo que ha ocurrido, ni sabía dónde o a qué circunstancias eso te conduciría.
La alternativa a vivir haciendo planes, es vivir moviendo cosas que revelen planes. Un cambio de mindset. Intercambiar un enfoque obsoleto protagonizado por resultado y diseño de ruta completa, por uno protagonizado por resultado y diseño de paso inminente. Prueba/error/corrección. Avance y recálculo. Necesitas práctica en esa particular forma de moverte por la —tu— vida. Solamente así estarás preparado para todo y avanzarás en paz. Porque todo es realmente lo que puede ocurrir. Cualquier cosa.
En muchas ocasiones los mejores planes se revelan solos ante ti cuando caminas en modo receptivo. Sin embargo, cuando diseñas ese tipo de planes inútiles tus sentidos se vuelven torpes y poco receptivos, porque están enfocados en atender a una ruta ya diseñada. Nada nuevo se revela ante ti porque te has encargado de no necesitarlo.
Tu experiencia actual, la información de que dispones en este mismo instante, es tu mejor aliada para definir tu próximo paso. Qué va ahora. Ese y no otro es tu mejor plan por el momento. Permite que el entorno se mueva, observa, mantente receptivo a lo que te revele. Lo hará, quieras o no, lo escuches o no. Aprovéchalo, trabaja con el cambio en lugar de en contra de él. ¿Qué sentido tiene —generalmente— disponer del plan de emergencia por si falla el plan de seguridad del primer plan que has hecho, si ninguno va servirte?
13 de noviembre de 2021