No lo matará. La IA matará algunas cosas, no todas.
Si eres una persona que realmente sabe lo que hace, es posible que ya estés utilizando la Inteligencia Artificial para algunos asuntos. Y si eres una persona que realmente sabe lo que hace, lo más probable es que antes de hacerlo hayas determinado para qué es admisible que puedas utilizarla y en qué aspectos te beneficia.
Nos acompaña. Ya está aquí. Resulta absurdo tratar de negarla y también resulta absurdo someterse completamente a ella.
En los centros de educación (en unos más que otros) han comprendido que el conocimiento está en todas partes y lo realmente útil no es tratar de replicarlo, sino aprender a utilizarlo.
Determinados sectores académicos tratan de mantener una lucha que no pueden ganar contra la IA, porque sus alumnos la utilizan para hacer en quince minutos (probablemente mejor) aquello que antes podría llevarles varias horas. Quizá podrían sustituir el «haz este trabajo sin IA» por «entrégame el mejor trabajo que la IA (y tus capacidades) te permitan».
El juego sería diferente y todos volveríamos a jugar al mismo.
La IA matará los blogs. Algunos. Matará esos blogs robóticos que ya parecían estar escritos por Inteligencia Artificial antes de que la gente hablase de ella. Pero no todos. Matará esos que solamente buscan posicionamiento porque el posicionamiento ya no funciona igual, esos que explican algo de forma idéntica a como lo explican mil lugares más y esos que no encierran ningún tipo de valor emocional más allá de lo que la IA ya puede hacer.
Matará todas aquellas aquellas cosas que no suponían un esfuerzo, dedicación o dolor que les imprimiese un sello único, porque cualquiera podría hacerlas.
La IA matará muchas cosas y resultará muy útil para otras. Quizá deberíamos comenzar a utilizarla para todo aquello que no sepamos hacer mejor que ella. Y, sobre todo, valorar más aquello que ellas no puede hacer mejor.