El teniente John McClane lo hizo. Seguramente hayas visto su historia en La jungla de cristal. Su matrimonio perecía lentamente hasta haber llegado a un punto crítico, y sin embargo sufrió, se arrastró y puso a salvo su vida para salvar a la que aún era su esposa Holly. Cambió de opinión. Y demostró su compromiso poniendo en riesgo lo más preciado que cualquier ser humano tiene a cambio de otra oportunidad.
Y no lo hizo una sola vez, sino que en La jungla de cristal 2 reafirmó su compromiso haciendo lo mismo.
Seguramente lo hayas visto muchas veces. No en el Nakatomi Plaza, ni entre balas y explosiones. Pero sí en la esencia del comportamiento.
En un grupo en LinkedIn también ha ocurrido. Hace ya un buen número de semanas publicaron una encuesta para ver quién quería permanecer en el grupo, tras años de escasa o nula actividad y haber cambiado de manos y temática, prometiendo sacar del grupo a quien no respondiese a la encuesta para comenzar de cero. Respondieron 35 personas de los más de 880 miembros del grupo.
Hasta hoy, mes y medio después de haber finalizado la encuesta, nada a cambiado (Petición de voto y resultados, y grupo a fecha 29/10 con todos sus miembros).
El cambio de opinión no es bueno ni malo per se. Resulta saludable en ocasiones, y perjudicial en otras. Y, casi siempre, son las promesas que hayas hecho y el compromiso que hayas adquirido con otros lo que marca esa diferencia.