Probablemente ya habías elegido comprarlo. Y entonces, ¿para qué cambiar de opinión?
Ocurre con bastante frecuencia. Las elecciones impulsivas no tienen marcha atrás (a veces). Algunas son irreversibles porque sus consecuencias ya son inevitables y otras suponen admitir un «me he equivocado» que casi nunca puede ser opción.
Es mejor evitarlas siempre que sea posible. Pero si no lo has hecho, ¿qué te impide tomarlas de nuevo?
Incluso cuando aparece el cartel de Game Over puede intentarse una vez más si tienes otra moneda.