Bibliotecas de contenidos

Solamente hay algo mejor que tener al alcance de la mano un libro fantástico, y es tener varios. Cuando lees uno y aprendes, te cautiva y quieres más.

Lo mismo ocurre con los podcasts, o con cualquier tipo de contenidos audiovisuales. Cuando descubres que tienen valor y el impacto que producen, quieres más.

Comienzas a acumularlos y a descubrir que otras personas también lo hacen, creando colecciones infinitas. Colecciones que encierran contenidos de valor incalculable y que darían para más de una vida de consumo responsable.

Entonces te das cuenta de que entre ese primer libro que te cautivó y la enorme cantidad de posibilidades que tienes ahora ha ocurrido algo. Tienes 100 libros pero no valen 100x. Ni siquiera 10x.

En algún momento la cantidad diluye la calidad, y el único modo de evitar que esto ocurra es centrar tu atención plena en uno cada vez, con calma, como si fuera el primero. Olvidar que existe el paquete de cien libros, porque en este momento solamente existe uno.

No ocurre solamente con los libros, o con los podcasts o con cualquier otro tipo de contenidos de consumo. Ocurre con todo.

La abundancia mata el valor singular, y solamente puede evitarse centrando la atención deliberadamente en cada una de esas partes que parecen tan pequeñas en conjunto, pero son tan grandes cuando las miras solamente a ellas.