Mañana se publica mi nuevo libro, y en él podrás encontrar efectividad en estado puro. Sin esa venta de humo que se ceba especialmente con algunos sectores. Y el de la efectividad personal o, desde una visión más amplia, el del desarrollo personal o profesional, es uno de ellos.
Hace pocos días me encontré con un libro que expone un método que promete aumentar tu productividad en un 40%. ¡Un 40%!
¿Un 40% partiendo de dónde? ¿Para quién? ¿De dónde sale ese dato?
Este tipo de promesas, muy comunes lamentablemente, juegan con las expectativas del futuro lector, le descalifican por completo y contribuyen a engrosar el aura de escepticismo que ya rodea al sector. Si luego lo acompañas de reseñas robóticas y propagandísticas, lineales y sin firmar, apaga y vámonos…
A una persona que busque un mínimo rigor le habrán saltado todas las alarmas.
Trabajar una competencia clave como la efectividad puede traer enormes beneficios para las personas, como reducción del estrés y una mayor satisfacción a todos los niveles. Y para las organizaciones, como una mejora profunda en su clima laboral y un aumento significativo en la calidad de sus resultados. Por mencionar un par de ejemplos de entre muchos otros.
Alguien que te prometa un porcentaje específico de mejora sin saber qué haces y cómo, de dónde partes, te está engañando. No se trata de un modo de hablar, ni de un incentivo, se trata de una promesa falsa. Hablando en términos de tu caso concreto, la mejora que puedas llegar a experimentar se relacionará, además, con tu propia implicación en tu proceso de mejora.
Por supuesto, esto suena menos apetecible.
Pero…
La confianza se crea divulgando desde la honestidad, transparencia y profesionalidad. La venta de humo pone en tela de juicio al autor y al sector. Y las falsas promesas crean falsas expectativas, que terminan por alejar al mundo de los beneficios reales que podrían experimentar.