Si te gustaban los caballos podías comprar algo de prensa especializada o acudir a algún club local.
Pero llegó Internet.
Puedes ver caballos en Google, en YouTube o en Instagram. Habrá centenares de comunidades para los amantes de los caballos repartidas por Facebook y el resto de la red. Imágenes, vídeos, personas, eventos, comunidades enteras… millones.
Algunos límites que imponía la física han desaparecido.
Y eso entraña una gran responsabilidad, porque lo que antes venía impuesto se ha convertido en miles de elecciones.