El juego de proyectar

Proyectar una imagen que no deja de ser una ilusión se ha convertido en un juego al que demasiada gente quiere jugar.

Soy el mejor, pero te lo digo yo y no te lo dice otra persona. Trabajo en el desarrollo determinadas habilidades, no para ser mejor que ayer o poder ofrecerte algo mejor de lo que podía ofrecerte ayer, sino para mostrarte lo que querrías comprar aunque sé que no puedo ofrecértelo. Te ofrezco una cita para dentro de tres semanas aunque podría ofrecértela pasado mañana, porque ¿qué clase de profesional sería si mi agenda estuviese relativamente despejada?

El verdadero juego ha pasado de quién ofrece más a quien es capaz de proyectar que ofrece más. No se trata de marketing, se trata de marketing honesto. Como el juego del precio más bajo, el de proyectar por encima de ser resulta un juego peligroso.