Todo tiene un coste. Todo. Y en la mayor parte de ocasiones no tenemos en cuenta el coste total.
Cuando adquieres algo, pagas por ello. Pero el precio no es solamente ese. Tienes que mantenerlo, limpiarlo, quizá necesites algún accesorio o instalarlo de algún modo, y todo eso son costes económicos, mentales y energéticos. Tendemos a ignorar todos aquellos no económicos y, sin embargo, en ocasiones el económico es el menor de todos ellos.
Seguro que ahora mismo se te ocurren muchos costes ocultos en tu vida, de esos que no computan en divisa.
Te dejo uno más. Se llama The True Cost y está subtitulado en castellano. Quizá se centre en una temática poco atractiva para ti. Y aún así, te lo recomiendo. Podrías aprender mucho.