Por una vida deliberada

¿Has pensado recientemente sobre qué cambiarías en tu vida? ¿Sobre lo que te pierdes por no hacerlo? ¿Sientes que vives de forma deliberada?

Recuerdo cuando era niño. Un par de cadenas en la televisión, sin teléfonos móviles y sin Internet. Una forma de vivir que ya solamente queda en el pensamiento de unas cuantas generaciones atrás.

Han pasado pocos años, muy pocos, visto desde una panorámica general. Y sin embargo nuestro entorno ha cambiado tanto como el modo de comportarnos.

La conexión global, permanente e instantánea ha traído demasiadas cosas nuevas a nuestra vida. Las trae, cada segundo. Es como una droga para seres curiosos que temen perderse algo.

Las consecuencias son nefastas. Vivimos en una rueda, sin dejar de correr en todo momento, sin levantar ni un segundo la vista y sin ser conscientes de la situación que nos mantiene atrapados.

Existe otro modo. Sigue existiendo una vida deliberada en que observas sin dejarte seducir por la primera distracción que llama a tu puerta. Una vida en que reflexionas acerca de lo que realmente te importa y le abres el espacio que necesita junto a ti.

Pero ese nuevo modo implica decir no a muchas otras cosas. Implica mantener mucho menos en el radar para poder prestarle la atención adecuada a lo que sí está. Y, para ello, implica superar tus miedos a perderte algo.

Se consigue cuando sabes que lo que tienes te llena, te satisface y cubre todas tus necesidades físicas y emocionales. Cuando sabes que tienes lo que tienes porque es lo que has elegido tener.

Deliberada es una buena palabra para describir ese tipo de vida. Y da para un proyecto apasionante.