En los últimos meses he viajado algo. Cuando lo haces de diferentes modos te das cuenta de lo que ocurre.
Si viajas en avión, tren o autobús no necesitas poner atención. Alguien la pone por ti. Simplemente eres uno de tantos pasajeros que resultan ser simple carga. Es cómodo, puedes mirar por la ventanilla, leer o evadirte por completo. Nada cambia.
Si viajas en coche es diferente. Tu atención debe estar ahí, al menos si deseas llegar a tu destino. Eres protagonista. Si deseas ir más rápido lo haces, y si deseas ir más despacio también. Puedes parar a comer o desviarte para ver algo. No vas a donde te llevan, vas a donde quieres y del modo en que quieres en cada momento. Compras libertad con esfuerzo, ganas en algo perdiendo en otra cosa.
Aplica a todos los viajes. También al de tu vida. En ocasiones el [avión/tren/autobús/coche] representa [trabajo/compromiso/decisiones/relaciones]. Siempre, en cada una de las ocasiones, decides si conduces o quieres que te lleven.