Un pequeño fragmento de un libro que estoy leyendo actualmente:
En la mayoría de casos, el mal uso del poder es, indudablemente, el resultado directo de una deficiencia psicológica. En estas circunstancias, el poder se convierte en una especie de activo compensatorio. Se emplea como mecanismo de defensa para compensar sentimientos de ineptitud y vulnerabilidad. En otras palabras, la aplicación abusiva del poder es la única manera en que algunos líderes pueden alcanzar un sentimiento de seguridad y confianza en la vida.
No he podido evitar pensar en personas concretas. Y tampoco reflexionar sobre quién es realmente víctima de quién —o de qué— en ese juego al que no todo el mundo sabe jugar.