He recibido un correo electrónico y parte del texto que lo compone es este:
Gary Halbert, que era un genio, solía decir…
«Hay gente que necesita que el libro de información que compren tenga muchas y muchas páginas. Compran formación al peso. Necesitan ver que es muy grande para valorarlo.
Esa gente, evidentemente, es tonta. Hay mucha gente así.
Sin embargo, las personas inteligentes valoran por encima de todo que les trasmitas los cocimientos en el menor tiempo posible. Que tú filtres todo.
Y están dispuestos a pagar mucho más que los tontos.
¿La razón?
Porque la gente inteligente valora por encima de todo, su tiempo».
Entregar mucho que valga poco es fácil. Entregar mucho que valga mucho se complica bastante más. Pero entregar poco que valga mucho… eso sí es realmente difícil.
Esto ocurre porque esas tres son, precisamente, las fases que generalmente sigue cualquier tipo de creación hasta llegar a ser realmente valiosa. Creas, mejoras, sigues mejorando, mejoras más aún, y finalmente eliminas el 80% sobrante.
Cada uno de esos pasos es más difícil que el anterior, y solamente podrás llegar hasta donde tus habilidades te permitan. A más difícil para ti, más fácil para el resto.
Que eso ocurra es fantástico. Es el motivo que justifica que un articulo pueda valer mucho más que un libro, o una conversación de 15′ mucho más que un curso de 12 horas.
Solamente te queda aprender a filtrar para identificar a quien trabaja mucho para que trabajes poco.
P.S.: Ese correo electrónico es uno de los últimos envíos de Isra Bravo. Si eras una de las pocas personas que aún no sabía quién es, ya lo sabes.