Hace un tiempo ya te conté algunas cosas sobre el compromiso. Y más compromiso supone el tema central del escueto episodio que he publicado esta semana en Medianoche.
En cierto modo, he faltado al mío para grabar y publicar. No una semana, ni dos… el último episodio databa del 8 de diciembre de 2022. Esto deja 8 jueves sin una nueva entrega. 8 semanas en que ni he grabado, ni he publicado.
Cuando comencé a grabar y publicar este podcast lo hice, no solamente con la intención, sino asumiendo ese compromiso —primero conmigo, y después con todos y todas sus oyentes— de publicar semanalmente.
No he faltado gratuitamente, se trata de un tema de prioridades. Pero, aún así, el resultado que se produce es el mismo. Cumplí durante varias semanas, muchas, pero llegó una en que fallé. Y lo que ha ocurrido a partir de ahí es curioso. Y común. Saberlo no ha evitado que me ocurra y es precisamente lo que ocurre después lo que trasciende más allá del hecho puntual.
Cuando fallas con un compromiso, más cuando se trata de uno recurrente, es necesario que lo pongas al frente y reflexiones sobre qué ha ocurrido lo antes posible. El fallo llama al fallo. Incumplir llama a incumplir.
Da igual que se trate de grabar un podcast, de ir al gimnasio o de mantener una dieta. Mantener tu compromiso llama a mantener tu compromiso. Pero cuando fallas, lo más habitual es que no percibas las consecuencias de inmediato. Y si no las percibes, es muy sencillo dejarse arrastrar.
Después de todo, por faltar un día al gimnasio no ha muerto nadie, ¿verdad? Ni por perderse un episodio de Medianoche. Y el por un día llama al segundo por un día que a su vez llama al tercero. Y cuanto más tiempo pasa, más difícil resulta retomar el camino.
Te desvías, y te desvías más, y te sigues desviando. Y ese por un día sin gimnasio se convierte en un mes, en dos, y en seis. Y lo que antes exigía un pequeño esfuerzo, ahora parece haberse convertido en una roca gigante imposible de poner a rodar de nuevo.
Yo me he dejado llevar. Y me ha costado retomar el camino donde un día lo dejé.
Es muy posible que en algún aspecto de tu vida te ocurra lo mismo, tal vez con algo mucho, muchísimo más importante que grabar y entregar un podcast.
La buena noticia es que esa inercia se puede romper. Tal vez hoy puedas preguntarte cómo abrir espacio para algo importante para ti, algo que está ahí esperando un choque frontal contra esa inercia. Espera que ocurra algo que te ayude a dedicarle tu atención de nuevo.
No es necesario que cambies tu vida de la noche a la mañana. Solamente que comiences por dedicarle 5 minutos, ¿los tienes?