No siempre es evidente cuando comienza. Según la trama va avanzando comienzan las apuestas, y el malo de la película va cambiando de un personaje a otro hasta que por fin se desvela.
A partir de ese momento todo cambia. Se hace evidente. Su expresión facial es diferente, su cara misma cambia. Si llegases tarde a verla te habrías perdido toda la trama anterior, pero un rápido primer plano te daría toda la información que necesitas para saber quién es el villano.
En la vida real, la que está de las puertas del cine para afuera, ocurre exactamente lo mismo en la mayor parte de ocasiones. El villano se viste de seda y resulta francamente difícil identificarlo hasta que ya ha hecho de las suyas.
Resultará más difícil aún si no juegas a desvelarlo. La vida es un juego, y si decides no jugar estarás jugando igualmente.