Cuando trabajas en una fábrica de coches todo se ve de un modo. Y es el modo con el que hemos crecido.
Si puedes producir cientos de chasis, carrocerías, miles de ruedas… pero solamente un motor, tienes un problema. Solamente sale un coche y vas a necesitar un almacén infinito que pronto se colapsará. Necesitas dirigir todos tus esfuerzos a mejorar el eslabón más débil de la cadena, y la producción mejorará en tanto seas capaz de mejorar ese aspecto.
Pero existen otras situaciones en que todo funciona de un modo diferente.
En materia de aprendizaje y desarrollo de competencias, cada vez son menos los beneficios del equilibrio habiendo superado una barrera de corte inicial. Si eres una persona con grandes aptitudes para las matemáticas y simplemente correcta en letras, no es estudiar y mejorar tus conocimientos y capacidades en letras —y con ello un mayor equilibrio— lo que necesitas. Necesitas potenciar y amplificar tu inquietud, conocimiento y práctica en matemáticas.
El equilibrio tan buscado en ciertos aspectos de épocas pasadas está dejando paso a la maestría y dominio en campos específicos. Y cada vez es más gente la que se está dando cuenta.
Es importante saber detectar en qué situación de ambas te encuentras para hacer una buena elección. El resto llega, cuando has tomado el camino adecuado.