Ayer te hablaba sobre tu capacidad para conseguir que tus advertencias se tengan en cuenta. Es una capacidad limitada y tiene mucho que ver con tu historial de advertencias.
Cuando envías un correo electrónico con el titular en fuente grande, negrita y en rojo, más vale que se trate de algo que no pueda ignorarse o habrás derrochado tu esfuerzo y creado una sombra gris en torno a tu credibilidad.
Pero existe una parte B.
El condicionante para que te presten atención no depende solamente de tu historial. Depende del historial del resto también.
Cuando la gente se ha cansado de que le hagan advertencias o promesas sobredimensionadas o falsas, cierran la puerta a toda advertencia o promesa similar. No es tu culpa, pero es tu problema.
Cuando eso ocurre necesitarás ganarte su confianza primero. En muchas ocasiones, no todo el mundo es inocente hasta que se demuestre lo contrario.