Las advertencias, como las expectativas, se agotan

Más que las advertencias, tu capacidad para conseguir que se tengan en cuenta.

Se puede regular la intensidad cuando se advierte, del mismo modo que se puede regular cuando se promete.

Y las consecuencias son las mismas cuando se advierte con una intensidad fuerte y desmedida que cuando se promete algo que no llega o no vale suficiente. Se alimenta la aparición de la indiferencia.

Es algo a tener en cuenta cuando envías un correo electrónico con el titular en fuente grande, negrita y en rojo. Más vale que se trate de algo que no pueda ignorarse o habrás derrochado una oportunidad que tal vez no regrese.