Si no piensas, mal. Si piensas, mejor. Pero mejor no es igual a bien, hay trampa.
Y es que, además de [sí/no], existe pensar mucho, pensar poco o pensar lo justo.
Pensar poco se encuentra más cerca de no pensar que de sí hacerlo, y existe un desequilibrio. Pensar mucho justo al contrario, y generalmente representa una pérdida de tiempo y recursos.
Hacerlo lo justo es óptimo. Y no es sencillo.
Si te intranquiliza, piensa. Si no lo hace, no pienses. Si te atascas, piensa de otro modo.
Hacer una lista, vomitar ideas en una hoja en blanco o comparar pros y contras es un excelente modo de desatascarte pensando de otro modo.
Procura no caer en la trampa de pensar de menos o de más. Lo primero te invita a actuar impulsivamente y lo segundo a no actuar en absoluto.
Ambas situaciones minan tu efectividad, y en ninguno de los casos el resultado te representa.