Una relación donde dos personas crecen juntas. Según un tweet de Adam Grant:
Los grandes mentores son tanto aprendices como maestros.
Datos: cuando los mentores valoran las percepciones desde abajo, están más comprometidos y son más efectivos, y sus aprendices tienen más éxito.
La tutoría no es una transferencia de sabiduría de uno a otro. Es una relación donde dos personas crecen juntas.
Este mensaje incluye dos afirmaciones relevantes.
En lo que respecta a las personas con conocimientos y experiencia que ejercen como mentoras, amplía las fuentes más obvias para dar continuidad a su camino de aprendizaje. No solamente aprenden de donde se presupone que existe más saber. Tanto el proceso de transmitir el conocimiento como las propias personas a quien lo transmiten son, al mismo tiempo, transmisores.
Pero también trae un mensaje importante para los aprendices. Su propio camino de aprendizaje representa una fuente de aprendizaje para sus mentores. No solo reciben, también dan. No a partir de un momento, sino desde el momento cero.
Este mensaje es revelador, si lo lees entre líneas, para esas personas que sufren del extendido síndrome del impostor. Asientan sus razonamientos en bases erróneas al creer que no tienen nada que entregar, porque todo el mundo lo tiene. Quizá solamente necesiten cambiar el titular de su oferta para volver a sentir que es honesta.