Todo comienza con una publicación en LinkedIn noticias con un encabezado algo singular: La productividad te roba el tiempo.
Habitualmente se utiliza el activo del tiempo de forma sesgada. Se trata de un activo necesario, por supuesto, pero entregárselo a algo en absoluto garantiza obtener ningún beneficio a cambio de ello.
Precisamente entre los emprendedores y autónomos que menciona el artículo esta situación se da con más frecuencia de la que se admite —y de la que sería deseable—. Pasan un tiempo en familia, de ocio o de descanso, pero su atención no está allí. Realmente no se encuentran en familia, por algún motivo no suelen estar ociosos y aunque descansan no se encuentran descansados.
Y sin embargo, en ocasiones encuentran más retorno a dos horas en familia, de ocio o de descanso que en otras a cuatro haciendo lo mismo. Hacen lo mismo en cuerpo, pero diferente en mente.
Entregar tiempo nunca garantiza disfrutar tiempo, pero entregar atención sí lo garantiza. Estar a lo que estás, que decían nuestras abuelas cuando veían como tras una hora estudiando no habíamos conseguido memorizar una palabra pero no se nos escapaba un solo movimiento de esa mosca al otro lado de la sala.
El tiempo solamente supone el activo más relevante para quien no lo tiene. Cuando tienes el mismo que el resto, el foco pasa a qué y cómo lo dedicas. Y en ese caso, son otros activos los que marcan la diferencia.