Hace pocos días he recomendado un tweet. Y una entrada en LinkedIn. Recomiendo ese libro, y antes he recomendado a algún gran profesional. He hecho más recomendaciones aún, una larga lista, y voy a seguir haciéndolo. Y varias personas se han puesto en contacto conmigo para preguntarme por qué demonios recomiendo a mi competencia.
Fundamentalmente existen dos motivos.
El primero de ellos es que no se trata de mi competencia. En un mundo en que trabajar la efectividad personal se ha convertido en una necesidad, mi competencia es todo aquello que mantiene a las personas alejadas de hacerlo. La comodidad, la falta de perseverancia, o la creencia de que no se puede mejorar. La desinformación, o la información errónea en cualquier modo y forma.
Ese libro tampoco es competencia del mío. Están al lado, junto a cientos de miles más. Todos esperan que esa mayoría crítica de la población que se mantiene alejada de la lectura a causa de la verdadera competencia los descubra.
El segundo es que yo no puedo o quiero entregar todo lo que todo el mundo necesita. Ofrezco servicios del modo que quiero ofrecerlos y eso implica limitar la escalabilidad de mi negocio. Así es como deseo que sea.
La alternativa no es un mundo sin competencia en que pueda entregar todo lo que me sea posible. Ni lo deseable es un mundo en que todo lo que se entregue sea mío. La alternativa realmente beneficiosa para todas las partes es que se entregue aquello que sea de calidad y recomendable, lo entregue quien lo entregue. Porque hay demasiado que entregar y pocas personas preparadas y cualificadas realmente para hacerlo.
He trabajado con personas que definirían pensar de este modo como insensato, y ponerlo en práctica como síntoma de debilidad, inexperiencia y un suicidio comercialmente hablando. Sin embargo, en mi opinión hacer lo contrario solamente denota un ego desmedido y una profunda desconfianza en que la calidad de lo que entregas te posicione por sí mismo.
De un modo u otro aprendo de esos y otros profesionales cada día. Los recomiendo porque sé que valen con creces mi recomendación y ahora eres tú, que deseas o necesitas trabajar una competencia como es la efectividad personal, a quien corresponde elegir qué camino te beneficia tomar.
Ya que me has acompañado hasta aquí, quizá podrías reflexionar sobre qué o quién es realmente tu competencia.
En muchas ocasiones, no es lo que parece. Aún siéndolo, ten en cuenta algo importante. Quien encuentra soluciones a sus necesidades no solamente contrae una deuda de gratitud hacia quien se las aporta, sino también hacia quien le ha señalado el camino hacia ellas. Hoy puede ser un gran momento para comenzar a ejercer otra visión y recomendar a quien menos pensabas que lo harías. Es muy probable que alguien agradezca que pongas sus intereses primero.