Beneficio

Es curioso lo que ocurre con el beneficio. En muchas ocasiones, una parte se lo lleva a costa de que otra lo pierda. Esta vertiente es la menos interesante y duradera, rara vez suele repetirse para las mismas partes.

Pero también existen ocasiones en que algo representa un beneficio para todas las partes. Por ejemplo, en un proceso de venta o transacción en que una parte aporta lo que otra necesita, y ambas salen beneficiadas.

Los procesos de formación y aprendizaje en materias relacionadas con el desempeño de tus labores habituales siempre encajan ahí.

Existe un beneficio evidente para las organizaciones que forman a las personas que las componen. Todas ellas pueden tener acceso a mejores prácticas para maximizar la eficiencia y eficacia del trabajo que desempeñan, lo cual tiene una repercusión directa en la calidad y/o cantidad de su producción, sea cual sea. Poner en sus manos la posibilidad de aprender, desarrollar o mejorar sus habilidades tiene como consecuencia un mayor compromiso y desempeño por su parte. Y, además, despierta y potencia vínculos emocionales como el compromiso y la lealtad.

Por su parte, las personas que forman parte de la organización también salen beneficiadas. Adquieren o desarrollan ciertas habilidades que contribuyen a elevar su confianza y satisfacción con su trabajo y, cuanto menos, mejorar su capacidad de respuesta, perfil profesional y elegibilidad. Les permite crecer personal y profesionalmente. Y si un día el destino les lleva a un lugar diferente pueden llevarse su historial, sus éxitos y sus aprendizajes siempre con ellos.

La persona siempre se queda lo que gana. Y la organización siempre gana cuando dispone de activos más cualificados. La persona se compromete y fideliza con la organización que facilita que alcance sus objetivos. Y la organización retiene un talento que hoy, más que nunca, cuesta retener.

Sin embargo, por algún motivo, sigue existiendo una cierta tendencia a ignorar todo el beneficio que puede aportar el aprendizaje y el desarrollo de determinadas competencias.

Quizá porque sigan existiendo organizaciones que creen que las personas que las componen tienen la obligación de dar más por lo mismo, o puestos de responsabilidad que equiparan la presencia física al desempeño. Incluso profesionales que creen que aportan de más por lo que obtienen y que han suprimido todo vínculo entre quienes son, que hacen, cómo esto les define y la organización de que forman parte.

Para el resto, el aprendizaje y el desarrollo competencial sigue —y seguirá— siendo un winwin. Un beneficio incuestionable. Aprender constantemente, adquirir y mejorar ciertas habilidades y trabajar determinadas competencias transversales es el camino.