Tienes un plan. Se veía estupendo cuando lo desarrollaste, y lo cierto es que sigue viéndose muy bien.
En muchas ocasiones tener un plan es tranquilizador, pero también tiene un lado oscuro. Y es que, cuando lo tienes, depositas tu confianza ciegamente en él porque eso te evita pensar recurrentemente en un nuevo plan.
Sin embargo ocurre que, en ocasiones, las alternativas se ven mejores que los originales.
¿Qué vas a hacer mañana? ¿Tienes un plan? ¿Has llegado a platearte que harías si fallase?
Es posible que tu plan B se vea mejor que el A. Y si eso llega a ocurrir, ¿qué te impide cambiarlo?
P.S.: Te deseo un feliz día de Reyes. Mi contribución, gratuito en formato Kindle durante el día de hoy (a partir de las 9am hora Madrid).