¿Has ido a ver, por ejemplo, El Rey León en el teatro Lope de Vega de Madrid?
¿Ha sonado un teléfono móvil mientras estabas viendo la función, aún cuando avisan de la necesidad de ponerlos en silencio? ¿Has visto como alguien jugueteaba con su smartphone o enviaba mensajes compulsivamente?
Enhorabuena, has descubierto a una de esas —muchas— personas que no saben, no quieren o incluso ya no pueden estar a lo que están. Más aquí: 1, 2, 3 y 4.