Es lo que les ocurre a algunas personas que se atreven a hablar con otras. Es la respuesta que reciben en pago por su atrevimiento. Un no.
La lógica detrás del no puede ser variada. Puede ser merecido o inmerecido, seco o justificado, rotundo o flexible hasta cierto punto.
Puede ser a causa del miedo al cambio por la otra parte, de la comodidad, de la presunción de riesgo o fracaso.
Da igual. No es no. Y debe evitarse a toda costa, porque genera incomodidad, frustración o decepción.
Pero existe un modo de evitar como respuesta una negativa directa. No hablar, no preguntar y no confiar.
De ese modo, nadie podrá decirte no. Y llegas a esa victoria proclamando la mayor negativa que puede proclamarse, alta y clara, en todas direcciones. Te conviertes en lo que temes.