Probablemente jamás le confiarías a uno la puesta a punto de tu vehículo.
Y es que para conocer, explorar, aprender, avanzar y dominar algo es necesario mancharse. Utilizarlo, romperlo, repararlo, reconstruirlo si es necesario, examinarlo por arriba y por abajo en busca de soluciones a los imprevistos que se presentan.
Sin mancharse las manos probablemente tampoco será posible detectar y reforzar aquellas partes que más sufren, anticipando los problemas que aparecerán ante los usos más rudos o inexpertos. Y eso sería fantástico también, poder fortificar a voluntad aquellas partes que detectes más débiles.
La teoría puede descubrirse de diferentes modos, pero el dominio únicamente se alcanza a través de horas de vuelo. Mejorar se basa en practicar.