En cada nevera de un obrador de confitería existe un rango de temperatura admisible y traspasar las líneas tiene consecuencias. Si metes crema pastelera recién hecha (caliente) en la misma nevera que ya contenía otra para consumo, el calor que aporta la nueva al ambiente hará que la nevera suba de temperatura y corrompa la que ya tenías allí.
Toda es crema pastelera y toda precisa frío. La que está en la nevera estuvo ayer caliente, es parte de su historia, pero no debe calentarse hoy. Las condiciones de ayer pueden estropearlo todo hoy. Y la que has hecho hoy está caliente, pero una vez se enfríe no debes calentarla si no quieres echarla a perder.
Cuándo has hecho la crema y qué has hecho con ella hasta ahora determinan si vale, si no vale, cuánto tiempo aguantará o qué puedes hacer para que —por ahora— mantenga su estado óptimo.
Tiendes a buscar soluciones universales, aplicables a cualquier situación y momento, porque eso convierte tu vida en mucho más sencilla. Pero es crema pastelera y precisa frío es insuficiente para hacer lo correcto. Necesito enfriar la crema y tengo una nevera también lo es. Mejor lo más sencillo posible, pero no más de lo que pueda serlo.