Has dado con algo que aporta valor a las personas. Quieres vendérselo, y sabes que podrías hacerlo porque puede resolverles un problema.
Ocurre que solamente podrás vendérselo a algunas de aquellas que puedan beneficiarse de su valor. Las personas de a pie podrían pagarte, quizá, $300 por ello. Al fin y al cabo, podrán extraer un valor muy por encima de $300.
También podrías vendérselo a empresas y organizaciones. Pero las empresas y organizaciones no compran lo que compran las personas, compran lo que compran las empresas y organizaciones.
Sin embargo, las empresas y organizaciones se componen de personas. Y esas personas pueden extraer un valor de lo que pretendes venderles que puede impactar profundamente en el valor que aportan a sus empresas u organizaciones. Un valor que es lo que empresas y organizaciones buscan, aunque a muchas de ellas les cueste comprender aún el recorrido con escalas.
Aún podrías vendérselo. Pero necesitas una marca diferente, un discurso diferente y una caja diferente. Eliminar las escalas u ocultarlas a la vista. Y, por supuesto, cambiar $300 por $1500. Todo porque más atractivo no es equivalente a más barato. En ocasiones, incluso, equivale a más caro.