Lo que el mundo moderno a puesto en nuestras manos es fantástico. Si quieres exponer ya no necesitas hacerlo de uno en uno. Ni siquiera de quince en quince. Puedes grabar un vídeo y publicarlo en YouTube, o un podcast, o escribir un articulo o libro, y tu mensaje está listo. Para todo el mundo.
Pero ganar en amplitud implica perder en individualidad. Adaptar un discurso a la masa se basa precisamente en tratar de reducir la individualidad al mínimo. Todo directo, claro, simple. Genérico.
Cuando las dudas aparecen es cuando un refuerzo de la individualidad cobra sentido. Y siempre aparecen, aunque hayamos aprendido a sacrificar las necesidades individuales en pro de lo que funciona para la mayoría. De hecho, cuando rascas un poco en la superficie emergen dudas que parecían no existir antes.
La individualidad requiere demasiados recursos y la amplitud solamente funciona bien en las capas superficiales. Ninguna de ambas es tan buena, aislada.