La mala práctica de reducir libertades

Existen muchos modos de hacerlo y ninguno de ellos es beneficioso.

Tratar de eliminar la posibilidad de que un cliente se marche a base de reducir su libertad para hacerlo puede tener un beneficio, pero viéndolo de forma global es contraproducente. Cuando alguien se queda sin querer hacerlo, se queda de forma temporal. Y tratará de que otros no caigan en la misma trampa y vean reducida su libertad como está viendo reducida la suya.

No todos los modos son igual de evidentes. Ahora, en este mismo instante, alguien está haciéndolo contigo. Posiblemente sin que lo sepas, pero lo hace y a cada minuto que pasa teje redes más y más fuertes para conseguir evitar que puedas marcharte si de repente deseas hacerlo.

La alternativa es construir para que quieran estar contigo. No para engañarles, atrapándoles mientras creen que están haciendo lo que desean. Sino para que quieran estar contigo realmente. Sabrán encontrar la diferencia si un día desean marcharse, y quizá en esa diferencia encuentren un motivo más para no hacerlo.