El poder de atracción

Hubo un tiempo en que solamente podías comunicarte con tu entorno cercano. El alcance era bajo, pero la influencia de tu mensaje sobre ese reducido entorno, alta.

Poco a poco las limitaciones del entorno físico fueron cayendo, hasta que Internet las hizo estallar en mil pedazos.

Y entonces, de repente pasaste a poder comunicarte con un entorno global. El alcance pasó a ser enorme, casi infinito. Pero la influencia de tu mensaje sobre el entorno pasó a ser mínima, casi nula en la mayor parte de ocasiones.

El nuevo juego es comunicar para construir una audiencia a la que poder comunicar. En el nuevo juego no importa tanto el mensaje como el poder de atracción del mensaje, al menos hasta que un día la audiencia crezca lo suficiente para que, en el mejor de los casos, de nuevo el mensaje pase al centro.

No siempre ocurre, de hecho ocurre en pocas ocasiones. Poner delante el poder de atracción tiene recompensas a las que, una vez conocidas, es difícil renunciar.