Tomar impulso es un proceso. Es específico, está detallado, toma un tiempo exacto.
Cuando eras niño y llegaba tu turno para correr y saltar en el foso de arena del colegio, te preparabas antes de esa primera zancada que daba comienzo a todo. Tomabas impulso. Hacías algo conocido, medido, finito.
Si de repente algo te desconcentraba, te asustaba o te sacaba de tu estado, el proceso se detenía y necesitabas comenzar de nuevo. No servía guardarte el 30% superado. No saltarías mejor por llevar a cabo ese proceso en un 180%. El proceso era el proceso, un 100% de proceso. Ni más ni menos.
Sigue siendo así, aunque no atiendas a ello. El impulso incompleto funcionará peor, el inflado y reiterado funcionará peor. Existe una medida específica. Y adelante.