Cuando quieres que te comprendan, debes buscar la comprensión de la otra parte. Y cuando quieres comprender algo, puedes leerlo o escucharlo dos o tres veces, buscar los términos que desconozcas o acudir a traductores en línea.
Puedes culpar a quien escribe de haber producido algo ininteligible. Pero en el momento mismo en que te interesa comprenderlo, la responsabilidad pasa a ser también tuya.
La comprensión puede alcanzarse a través del esfuerzo por una parte, otra, o ambas. Y en todos los casos, la que más desea que algo ocurra es la que más debe esforzarse mientras sea necesario. Esto es una constante, presente siempre, en cualquier cosa, momento y lugar.