Tres opciones para decidir

Tres opciones. Puedes decidir, puedes decidir no decidir aún, y puedes no decidir en absoluto.

La primera suele ser la mejor. Es la que genera resultados de algún tipo y es la que cierra una caja que, quieras o no, ha sido abierta en el mismo momento en que la posibilidad de decisión se presenta ante ti.

La segunda no está mal. En ocasiones puede ser, incluso, la más recomendable. Clasifica tu caja en un almacén, esperando que un día acudas de nuevo a ella. Si la repites una y otra vez, necesitarás un almacén grande.

La última es la menos recomendable y, junto a la anterior, la más extendida. Cuando las decisiones pendientes se acumulan, llega un momento en que tu propia mente se auto-inmuniza. Pero nada deja de existir por el mero hecho de que prefieras que no exista.

Tres opciones para dirigir tu vida, todas condicionadas por un término que las marca profundamente: riesgo. Solamente las personas que arriesgan suelen quedarse con las primeras de la lista.