Primeras impresiones son solamente primeras. Dale siempre otra oportunidad.
Cuando crees que está roto, permítele que funcione. Si la impresión es mejorable, da espacio para permitir que lo haga. Cuando la impresión es buena, aguarda que se confirme. Cuando no puedas más, pregúntate cómo podrías. Y si crees que funciona, permítele demostrar si merece intentar mejorarlo.
Elige. Actúa. Pero da espacio. Tolera el error y permite nuevas oportunidades. Pregúntate qué sería mejor aún. Confirma. Ábrete. Y nunca, nunca, te quedes con A si aún no existe B.