Compromiso

Hoy casi todo el mundo quiere:

  • Liderar
  • Que su opinión se escuche (y sea tenida en cuenta)
  • Tener un negocio de éxito
  • Que se reconozca la calidad de su trabajo
  • Que el resto les aprecie
  • Tener buenos amigos y amigas
  • Un largo etc.

Lo que ocurre con querer, es que precisa de compromiso para florecer. Sin el compromiso, solamente queda la frustración. Y la frustración, solamente desaparece cuando das un paso atrás y regresas al compromiso, o cuando olvidas y dejas de querer.

¿Hablamos sobre querer, sobre compromiso, sobre frustración y sobre olvidar?

El 28 de agosto de 1963 en el Lincoln Memorial de Washington DC, Martin Luther King Jr. repitió una frase. Una gloriosa frase que ha conseguido traspasar todas las fronteras dibujadas por el tiempo, las diferentes generaciones, las creencias y los fanatismos. I have a dream ha sido, es hoy 60 años después, y continuará siendo una de las frases de la historia de la humanidad.

Es la frase que dijo alguien que tenía un sueño, y es una frase libre de derechos que también puedes decir.

Pronunciar esas palabras de forma pública es gratis desde un punto de vista estrictamente económico, aunque tiene un coste alto. El compromiso. En el mismo momento en que alguien te escuche decirla, puedes haber sellado un acuerdo.

Si quieres liderar, solamente tienes que hacer uso de ella. Con esas mismas palabras u otras cualquiera, con un acto o incluso una mirada, puedes transmitir la esencia que encierra.

Pero cuidado, porque si no te avergüenza compartir con el resto qué es eso que quieres, pronto alguien que quiere lo mismo te abordará para compartirlo contigo. Y el compromiso, no ya interno sino con otras partes, hará acto de presencia y solamente desaparecerá si lo matas.

Si quieres liderar, solamente tienes que comunicar a dónde te diriges y esperar a que aparezca quien viaje hacia el mismo destino. Y aparecerá. Quizá una persona, quizá mil.

Y a partir de ese momento adquieres el compromiso de velar porque ese destino esté cada día más cerca, de velar porque esa idea no se desvirtúe ni corrompa, de velar por la integridad y bienestar de quien te acompaña y de hacerlo todo ello desde una posición de servicio, cercanía, e integridad. Enhorabuena. No te has convertido en un líder, te has convertido en un gran líder. Te has convertido en una de esas personas a quien el resto sigue independientemente de a dónde se dirija.

Si quieres que tu opinión sea tenida en cuenta, también son varios los compromisos que necesitas adquirir. Uno, es ser la primera persona que escuche, respete, y tenga en cuenta la opinión del resto, porque el ejemplo es una de las armas más poderosas.

El segundo es tener una opinión que merezca ser considerada. Con esto no quiero decir que necesariamente debas ser quien más sabe del tema en la sala ni que hayas perdido todo tu derecho a equivocarte. Pero opinar en todo momento y ocasión en que tienes oportunidad, sin filtrar previamente qué estás aportando en realidad, te ayudará a ganarte rápidamente la reputación de parte prescindible en las conversaciones.

Para tener un negocio de éxito también necesitarás, como no, compromiso. Detrás de prácticamente cualquier negocio de éxito existe mucho, muchísimo trabajo. Una estrategia bien definida, una implementación coherente, una mantención ejemplar. Un cúmulo de factores que no existirían sin el fuerte compromiso de alguien.

Lo mismo ocurre con el reconocimiento a la calidad de tu trabajo. Y es que, sin trabajo de calidad, es francamente difícil que exista reconocimiento alguno.

¿Y el aprecio? El aprecio se gana, se da, y se cuida. La expresión «ganarse algo» ya lleva implícito un compromiso, que a través de un trabajo da lugar a un resultado. Para dar algo hay que haberlo generado previamente, y para cuidar algo es necesario, también, actuar a través de un compromiso. Por supuesto con la amistad ocurre lo mismo, ya que se asienta sobre diferentes pilares que, individualmente, no difieren mucho del aprecio.

Es posible que a estas alturas, ya hayas pensado en esto. Para generar, mantener, alcanzar «algo» es necesario trabajar en el más amplio sentido de la palabra. Y para trabajar, es necesario que algo te impulse a hacerlo.
El compromiso se encuentra oculto tras todo aquello que haces, y no se encuentra (al menos, no en suficiente medida) tras aquello que no haces.

¿Y qué ocurre tras las bambalinas cuando deseas algo y sin embargo no haces nada, o no haces lo mínimo imprescindible para avanzar tras ello? Seguro que reconoces ese sentimiento.

La buena noticia es que tienes únicamente dos caminos. Dar un paso atrás y regresar a ese compromiso insatisfecho, u olvidar. Lo contrario pasa por adaptarte a ese sentimiento, porque no te abandonará. Tienes un privilegio que probablemente, si eres como casi todas las personas entre las cuales me incluyo, valoras menos de lo que deberías: Tu libertad.

Curiosamente, libertad trae responsabilidad. Y la responsabilidad puede convertirse en una pesada losa si no se le presta la atención debida. Ahora queda la pregunta… ¿Qué harás?