Generalmente, es la parte desaconsejable del consejo. Cuando lo pides, al dártelo las personas que te aprecian optarán por el lado conservador y seguro, aquel que minimice el riesgo de dañarte.
Incluso cuando crean que asumir el riesgo es buena idea, creerán que empujarte hacia él es irresponsable. Y reprochable. Y arriesgado para ellos, además de para ti. Así que, casi con seguridad, velarán por mantener a ambas partes en zona segura.
Pide consejo. Escúchalo, analízalo y agradécelo. Pero no hagas lo que dice, haz lo que harías ahora que sabes lo que no sabías. Solamente tú puedes asumir riesgos, o evitar el riesgo que supone no asumirlos.