A todo el mundo le gusta medir, clasificar, categorizar, vincular o definir. Les ayuda a delimitar de forma clara un hecho, un acto o una sensación.
Grande es un término que ayuda a hacerlo. O pesado. Incluso verde, rápido o gracioso. Vas uniendo términos de este tipo y, a cada uno que se añade a la lista, tu confianza se incrementa porque se reduce la caja de posibilidades.
Pero hay más. Las categorías, etiquetas o características de algo se quedan muy cortas para confeccionar una descripción completa. Dejan fuera las consecuencias, el impacto que algo produce. Y al final, es el impacto lo que realmente importa.