Parece un pequeño trabalenguas. Lo bueno es mejor que lo mejor. Y a priori parece una observación absurda, nada es mejor que lo mejor.
El problema que presenta lo mejor es que, en muchas ocasiones, no existe de forma genérica. Todo el mundo lo quiere pero nadie lo encuentra. La búsqueda de la mejor decisión que puedes tomar es algo que puede paralizarte, y de hecho en muchas ocasiones lo hace.
Ahora mismo hay miles, millones de vidas que han hecho un paréntesis en busca de la mejor decisión al respecto de algo. Están bloqueadas. Detenidas, aunque el reloj nunca lo haga. Sumidas en una búsqueda infinita.
Solamente conseguirán salir de ese bucle cuando acepten bajar unos milímetros el listón. Mientras que para un deportista de élite esos milímetros podrían suponerlo prácticamente todo, para la mayoría de las personas representan el miedo a perder.
Pasar de lo mejor a lo bueno desbloquea y pone de nuevo en movimiento una vida. Una vez sales del bucle, avanzas, sigues avanzando y vuelves la vista atrás, te das cuenta de que lo más importante era simplemente salir.