¿A quién te diriges?

Es fundamental tener claro a quién te diriges para transmitir el mensaje correcto. Algo que en principio es tan obvio, demuestra no serlo cuando miras a tu alrededor.

Si te detienes por un momento a analizar todos los mensajes que recibes, y todos aquellos que pasan rozándote por arriba y abajo, derecha e izquierda en cada momento de tu día, te darás cuenta de inmediato de que el propio fondo del mensaje, su estructura o su formato denotan error —o al menos falta de claridad— a este respecto.

En ocasiones, no es tan sencillo. Por ejemplo, en este mismo momento estás leyendo una entrada de mi blog. Publico una cada día, y siempre la escribo teniendo en cuenta la audiencia a que va dirigida. ¿Cómo caracterizarías a esa audiencia?

Habitualmente, el juego comienza mucho antes de que suene el pitido que le da inicio. Cuando suena, en la mayor parte de ocasiones está tan avanzado que podría decirse que está casi terminando.