Todo a la vez

Si lees, puedes aprender. Y si ves vídeos, o si escuchas un audio. Incluso si asistes a una charla, o participas en un debate. Y de más modos aún. Generalmente nadie trata de hacerlo todo a la vez, aparenta demasiado.

Si muestras qué haces y expones los motivos que te han llevado a pensar que se trata de la mejor opción, o si tratas de aprender de las opiniones con que te rebaten. También aprendes. Es divertido, aunque es necesario salir del anonimato para experimentarlo.

Y también es divertido hacerlo desde la otra parte, buscando inconsistencias en lo que otras personas te están contando para poder aportar un feedback de valor, y llevándote también grandes aprendizajes de las experiencias ajenas.

Incluso puedes aprovechar todas estas lecturas, visualizaciones, conversaciones, debates y búsquedas para dotar de movimiento algo que desde hace mucho tiempo tienes abandonado. Aprender haciendo, ensuciándote las manos. Con fechas que te obliguen a moverte, a olvidar la comodidad o victimismo y a producir resultados.

Aprender es relativamente sencillo, pero lo es menos aprender mucho en poco tiempo. Y menos aún hacerlo mezclando aprendizaje, diversión, esfuerzo, relaciones y resultados en las dosis justas manteniendo tu atención, compromiso y motivación en momentos límite.

No es necesario ir parte a parte, puedes tenerlo todo a la vez. Cuando enfrentas retos que superas, te das cuenta de lo que eres capaz de hacer. Y de que puedes repetirlo. Y ahí está la clave. Tan importante como lo que eres capaz de hacer, es que sepas que puedes hacerlo.