¿Hacia dónde descargas?

A lo largo de tu día, semana y mes vas acumulando situaciones de tensión. Algo que no ha funcionado como quisieras, las consecuencias de algún tipo de error o imprevisto en tu trabajo, o simplemente las sensaciones producidas por no estar gestionando algo como sabes que deberías estar haciéndolo. La pregunta es simple, ¿hacia dónde descargas?

Lamentablemente, la mayor parte de personas suelen hacerlo hacia donde lo ven fácil. Dentro de su círculo seguro. Sin pensar en conveniencia o consecuencias.

Es más sencillo instalar una caldera donde te venga en gana o construir una chimenea en tu salón sin tener que instalar un tiro o salida de humos al tejado. Pero las consecuencias pueden ir desde que no funcione como quisieras, a tornarse por completo dramáticas.

No puedes descargar hacia cualquier lugar. Y de aquellos lugares hacia los que puedes, muchos de ellos no son convenientes. Lamentablemente las consecuencias de hacerlo no son tan obvias como las que se producen si construyes una chimenea sin salida de humos, y para cuando te das cuenta puedes haber llegado a una situación de difícil retorno.

Plantéate hacia dónde descargas. Piensa en ello. Busca zonas seguras de descarga y evalúa con calma las consecuencias de uso de cada una de ellas. Conduce el calor hacia donde pueda disiparse, en lugar de crear un marco para el incendio perfecto.