Espejismo de control

En GTD® se trabaja en dos ejes: control y perspectiva. Pero que se trabaje en ambos de un modo relativamente aislado, no quiere decir que el vínculo que existe entre ambos no sea poderoso. De hecho, la dependencia es total.

Es posible, si eres como la mayoría de personas, que comiences trabajando sobre el eje de control. Los cinco pasos.

Y es habitual leer que para abordar y trabajar sobre el eje de perspectiva obteniendo buenos resultados es muy recomendable tener tus asuntos cotidianos bajo control. Al menos sentir que los tienes. Es necesario facilitar un estado óptimo para ello.

Aún con todo lo cierto de esa afirmación, es recomendable puntualizar para no inducir al error. Se trata de información incompleta, un círculo a medio cerrar. Es necesario enfatizar que el control, en exclusiva, no suele sobrevivir de forma sostenida.

Por un lado, es habitual encontrar a personas que, teniendo una cierta sensación de control sobre sus asuntos cotidianos, sienten que ganan en tranquilidad y detienen su marcha.

Y en otro extremo, no es extraño escuchar a personas que, aún conociendo y habiendo interiorizado en cierto grado los cinco pasos, sienten una profunda intranquilidad a causa de una total y absoluta falta de confianza en su propio criterio.

En muchas ocasiones, ninguna de todas ellas se ha detenido a reflexionar a determinados niveles. Reflexionar sobre qué espera de la vida y qué cree que la vida puede esperar de ella, junto a todo lo grande y pequeño que eso implica. La sensación de control está condenada si no recibe apoyo de su otra cara, porque el desasosiego e intranquilidad que se generan a niveles más elevados se expande, crece, y termina por cubrirlo todo.

Se hace necesario abandonar la zona de confort para crecer, aunque en ocasiones sea incómodo y en el resto muy incómodo.

Los espejismos se producen cuando pones tu atención de forma continuada en un mismo punto. No te permites relajarte, por miedo a que desaparezcan de tu vista.

Y es cierto que cuando te permites relajarte algo cambia. Cuando tratas de enfocar desde diferentes alturas todo suele verse diferente. Es tu elección. Puedes agarrarte a algo por miedo a perderlo, o puedes darle la libertad de seguir a tu lado si realmente quiere hacerlo.

La sensación de control no soporta la prueba del paso del tiempo, con todas sus inclemencias, cuando no existe una claridad que la custodia y vela por su protección. Y su guardián se llama para qué.