Un comienzo y… ¿un final?

Son varias las ocasiones en que alguien me ha consultado mi opinión respecto al final del camino en el aprendizaje sobre GTD®. He pensado que mi respuesta podría resultarte útil, así que he confeccionado un mix con algunas de ellas. Las he modificado para sacarlas del contexto personal, y he tratado de combinarlas de modo que formen un bloque coherente.

Honestamente, mi percepción es que GTD® tiene un final. Puedes no dejar nunca de utilizarlo y disfrutar sus beneficios. Puede avanzar, algo que sin duda hará al ritmo que nuevos descubrimientos relevantes en materia de ciencias cognitivas permitan.

Pero el aprendizaje sustancial acerca del uso de la metodología y tu relación con ella —tal como la conocemos hoy— llega a un punto en que, sin detenerse, se ralentiza tanto que es difícilmente apreciable. No se trata de un final estricto, siendo rigurosos, ya que práctica y aprendizaje están ineludiblemente vinculados. Pero sí se trata de una aproximación a un final, en términos prácticos.

GTD® conjuga determinadas buenas prácticas que, en mi opinión, bien aplicadas brindan un marco incomparable para abrirte las puertas al auto-descubrimiento, a trabajar en mejoras en otros aspectos profundos. Te facilita pensar y reflexionar a niveles más elevados, sin que sea requisito indispensable para ello.

Sin embargo, aunque se acota con bastante detalle una propuesta para el control en el día a día, lo hace de un modo mucho más superficial hablando en términos de perspectiva a diferentes niveles. Con compromiso, la parte de control se descubre, se interioriza, y se implanta en tu vida con relativa facilidad. Pero trabajar de un modo consciente el resto, más allá del propio avance natural que brinda ese control cotidiano, es un tema diferente.

Incluso aunque llegases a tener…

  • Una claridad meridiana sobre qué quieres
  • Una confianza rotunda en que eso que quieres es realmente lo que quieres
  • La capacidad de dar los pasos necesarios para acercarte a lo que quieres y no en ninguna otra dirección
  • La confianza plena y total en que lo que haces es lo mejor que puedes hacer y no otra cosa
  • La confianza plena en que haces lo que puedes hacer, y no menos
  • Y una larga lista de etcs…

… seguirías viviendo protegiendo un castillo de naipes del viento. A cada momento algo cambia y te invita a cambiar, y donde ya no tenías camino por delante se abre una autopista interminable. A cada momento surgen nuevas inquietudes y el juego puede cambiar por completo. GTD® es una herramienta limitada que puede acompañarte en tu camino, pero no es tu camino. Es un error confundir la propia herramienta con el fin para que el que la utilizas.

Toca hacerlo lo mejor posible. No te agobies por pensar que algo no está funcionando, a nadie le funciona todo. Pero al mismo tiempo, la certeza de que todo puede mejorarse es lo que dota de sentido una vida. Poco a poco. GTD® puede ayudar.