Todo se rompe, antes o después. Muchas personas evitan tocarlo mientras funcione, aunque saben perfectamente que eso no evitará que se rompa. Solo aplazará ese momento.
Un problema se centra en que si no lo tocas, lo conoces menos. Y tienes menos capacidad para arreglarlo. Otro, guarda relación con el hecho de que, si evitas tocarlo, no puedes mejorarlo. Quizá, incluso, no puedas ni mantenerlo.
No tocar se convierte en un vicio. Una actitud pasiva que llama a más actitud pasiva, viendo la rueda girar mientras gire por sí misma. O mientras otras personas la hagan girar. Sin embargo, sin tocar renuncias a todo grado de influencia.
La cuestión es: ¿tienes miedo a que se rompa, o tienes miedo a que las miradas se dirijan a ti cuando lo haga?
P.S.: Curiosamente, no tocar no te hace menos responsable. Sin embargo, a las personas que no tocan nadie les sigue. Ni ellas mismas. Toca sin miedo.