Ha comenzado febrero. Durante diciembre y los primeros días de enero, cada año miles de mensajes llegados desde los más variopintos lugares estallan contra tu conciencia, animándote a ponerte en marcha. Tienes un plazo, un año por delante para avanzar en todos esos propósitos que desde el rincón más optimista de tu mente afloran durante esas fechas.
Esta es una simple, breve e incómoda invitación a recordar que hubo día, aún poco lejano, en que han existido. Solamente ha pasado un mes, uno de doce. Pero un mes es mucho tiempo para no prestar atención a todo aquello a lo que realmente querrías prestársela. Aún puedes arrancar, si quieres. Si quieres.