Las estupideces hay que atajarlas antes

Consumen demasiados recursos. Cuanto más se propagan, más recursos se pierden, más personas pierden tiempo, y más de esa limitada energía se consume en aspectos irrelevantes. Las estupideces absorben los recursos.

Deben morir en el mismo momento en que son detectadas.

Lo que ocurre es que detectar estupideces es un noble arte. Son mucho menos evidentes de lo que quisiéramos. Y en muchas ocasiones se esconde auténtica genialidad tras una aparente capa de estupidez.

Ser demasiado estricto puede conllevar descartar un enorme valor. Y ser demasiado permisivo puede conllevar tiempo y energía malgastados a raudales. Pensar que es fácil, es la mayor de las estupideces…