La vida de toda persona transcurre entre golpes y momentos de calma intermedios. Un golpe, un respiro. Y vuelta a comenzar. Y una vez más.
Como en un pinball. Mientras la bola vive, se mueve de un lado a otro recibiendo golpes. Arriba y abajo, a derecha e izquierda. Y solamente cuando la partida termina los golpes cesan.
Pero existe una diferencia. La bola del pinball no tiene la capacidad de elegir qué respuesta dar a cada golpe que recibe. Sin embargo tú la tienes. Es posible que muchos no puedas evitarlos, pero sí puedes responder de diferentes modos. Tienes la capacidad de permitir que alteren más o menos tu trayectoria y estado emocional.
Si te has acercado a GTD®, ya dispones de una herramienta que puede ayudarte. Todo lo que aprenderás y practicarás son únicamente pequeños avances que pueden dirigirte hacia algo más útil y relevante: tener un mayor control sobre las circunstancias y alcance de los impactos.
Lo trascendente ocurre dentro, no fuera. Lo de fuera únicamente es relevante en tanto que tiene la capacidad de influir en lo de dentro. Quizá el fin no se encuentre en dar una respuesta proporcional, como hace el agua. Quizá se encuentre en conocerla, e ir más allá. Tener algo más que decir en la intensidad de tu respuesta.