Lo que sabes vs. lo que haces

La finalidad fundamental y básica de disponer de conocimiento es hacer uso del mismo en los momentos en que resulte útil. Sin embargo, entre ambas partes existe un océano. Lo que sabes y lo que haces con ello en pocas ocasiones armoniza.

Siglos atrás, incluso décadas, el acceso al conocimiento estaba restringido. Se trataba de un privilegio al que la mayor parte de las personas tenían un acceso muy limitado. Aunque estas barreras ya se encontraban debilitadas, la llegada de Internet las hizo volar en mil pedazos.

Hoy puedes saciar tu hambre de saber sobre casi cualquier tema de un modo sencillo. Ahí tienes YouTube, podcasts, blogs, casi cualquier cualquier cosa que puedas imaginar a golpe de clic. Nuevo saber que se suma a mucho otro conocimiento anterior, pero que también se difunde y propaga a través de la Red. Sobre lo que no sabes, buscas. Y encuentras.

Sin embargo lo que haces es otro tema. Puedes leer un libro, ver vídeos, escuchar un podcast, leer blogs, o consumir cualquier otro tipo de contenido en cualquier otro formato que te aporte conocimiento del que carecías. Y cuando terminas, seguir con tu vida. Puedes hacer muecas, maravillarte con lo que acabas de descubrir, incluso contárselo a tus personas allegadas. Pero seguir con tu vida. Algo ha cambiado, pero nada cambia. Lo que haces no cambia. Saber se pierde sin hacer.

Hoy el saber está en todas partes. Ha dejado de esconderse tras una barrera infranqueable y ha dejado de ser fuente de exclusividad. Hacer cosas que merecen la pena es el nuevo saber. Y adquirir la destreza, la motivación y el empuje necesario para hacer lo que merece la pena son las nuevas barreras que tienes que franquear. Y se puede.